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La ilusión no se come -dijo ella -No, no se come, pero alimenta -replicó el coronel

miércoles, 7 de septiembre de 2011

From C. with love.


Que estoy aquí, empachada de buenos sentimientos, abrumada y sentimental. Que, pese a todo, me sobra una dosis de sensatez para saber lo que escribo.

Que he venido desde el otro lado de la vía del tren, saltando de madera en madera.

He contado todos y cada uno de los coches que pasaron antes de dormirme en el bus, y las miles de nubes que cruzaron el cielo en menos de 59 minutos, los mismos que tu tardaste en darme un beso.


Que he ido a la playa y he caminado toda su longitud dejando que algo más de un centenar de olas rotas me acariciasen los pies.


Y dejé que éstos te contasen las historias de los sitios que he pisado, mientras tus manos acariciaban lo poco que quedaba de mi memoria.


Dejé que mis pensamientos te hiciesen cosquillas, y até mis manos a tus deseos.
Aproveché la voz áspera de esta resaca abstemia para decir “Por favor, una mesa para dos”, y derramé las últimas lágrimas a salud de una buena conversación.


 Improvisé un millón de sonrisas sin ánimo de lucro, pero lacradas con el ferviente olor de un fértil futuro. Porque you're my wonderwall, y eso lo sabe todo el mundo.


Me aferré con todas mis fuerzas a un vaso de café hirviendo para llevar, y lo único que se me quemó fueron las ideas.

Vacié varios vasos de cerveza mientras mis mejillas se tornaban de color burdeos y me concentraba en no dejar de fingir que no te veía mirarme.

Grabé en mi memoria la forma de tu sonrisa, y en mi garganta el sabor de los besos a las tantas de la madrugada. 


                                                         
Intenté controlar mi piel de gallina y enredarme en las sábanas para no escapar de allí.
Aprendí que es mejor ver las cosas a traves de unas gafas de sol y que por mucho calor que haga, el agua del cantábrico nunca estará caliente.


Me tumbé en la arena a ver pasar las nubes y escuché tantas veces a Cabrel que yo tambien acabé queriendo con locura a esa chica que construía puentes al cielo.

Recordé cómo era sentirse a gusto las veinticuatro horas del día y lo poco que echo de menos todo si tengo una sola cosa a mi lado.


From Coruña, with love. 

Kass.