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La ilusión no se come -dijo ella -No, no se come, pero alimenta -replicó el coronel

jueves, 4 de octubre de 2012

Querido hombre del piano

Cántame una canción hombre del piano. Cántame algo que me ayude a cerrar los ojos y vivir en paz. Tengo tanta suerte y tan poca al mismo tiempo…

Toca, hombre del piano, desliza tus dedos por las teclas mientras bebemos juntos este ron. 
Compongamos un montón de letras vivas llenas de deseos muertos. 
Quemémonos por dentro mientras se nos mojan los ojos.

Cántame una canción mientras tarareo mi vida a trocitos, mientras pienso en sus caricias y sus consuelos. Cántame una a la salud de esas lágrimas que nadie contó

Ven, hombre del piano, ven y díctame la partitura de una canción lenta, enséñame a no perderme en los silencios y a vivir bien afinada. Quiero aprender a no sufrir entre bemoles y a no gritar por las esquinas.

Dime, ¿alguna vez te sentiste una nota a la deriva? Una melodía sin matices tocada a veces por inercia, así me siento yo. Tú me entiendes. No dejes de tocar.

Querido, quiero cantar contigo hoy las pesadillas que nunca me atrevo a contar. Quiero aporrear el piano y gritarte entre nota y nota que hay cosas que no merezco
...Será que al emborracharme de recuerdos me hago débil y no dejo de vomitar verdaderas decepciones...

Quiero salir ya de esta resaca desafinada, quiero hablar aunque no pueda.

Hombre del piano, por favor, créame una banda sonora que pueda escuchar durante toda mi vida sin cansarme, sin romperme. Dile, tú que sabes, que él es lo mejor que me ha pasado en la vida y que sin saberlo es quien me sujeta cuando quiero huir por la ventana. 

Cántale mis recuerdos, pero bajito, que no se asuste. 
No le digas que soy yo.

¿Sabes? Nunca pensé que me fuese tan fácil querer y, aun así, no se me ha quitado el miedo. Es de noche y está oscuro, cántame una nana, quiero dormirme pensando en él.

Kass

martes, 8 de mayo de 2012

Gris manicomio, casi humo.

"Kilómetros a la espalda"


Antes de poner en duda una sola de mis palabras dime cuándo te he mentido, porque puedo equivocarme, pero no te engañaría. Puedo girar bastante más deprisa de lo que luego tardo en equilibrarme. Puedo maltratarlo todo aunque lo quiera...


¡Ay cuando no tengo nada y puedo con todo!, pero ¡ay cuando no puedo con nada y, además, no lo quiero!

Puedo escribir páginas y páginas de mentiras en primera persona que nada tengan que ver con mi ánima, ni con el ánimo de mi karma ni con nada de nada. 
Cada kilómetro a la espalda  le resquebraja a cada uno de una manera distinta el espejo... Yo sólo voy dejando aquí y allá pruebas inexactas de pensiero y hay veces que ni eso. Te juro, mi vida, que hay veces que ni eso.

Golpear y resbalar indistintamente piel a pared. Moratones vitalicios sin memoria, cada herida es un misterio en la resaca... y qué quieres que te diga, tampoco procuro entenderlo. Sentimientos.

[...]

Porque el -se mira pero no se toca-  equivale al -se siente pero no se entiende-  en cuanto a tentación.
Y a los sentimientos se la traemos bastante floja, te lo digo por experiencia.

Desarraigarse. Mandarlo todo, maldita sea, por una vez al infierno.
Ser uno mismo aún a riesgo de caer en picado y para siempre en el intento, porque la vida sin peligro es como el mundo sin John Lennon. Gris manicomio, casi humo.

Y aquí me tienes, haciendo un cameo en tu vida. Soy sólo eso, una reacción. Estoy aquí de rebote. De mayor quiero ser instinto.

Aquí me tienes, con mi idilio de garrafón convertido en gas lacrimógeno. Estos son mis credenciales. Te tomo prestada la mitad de tu pasado para derrochar innecesariamente cariño, porque es como yo, inútil pero bella.


Idílicamente tú. Idílicamente yo. Dime si el delirio es no otra inmortalidad más a la que aferrarse.

En el fondo mentimos como cosacos diciendo que en vez de evitar hundirnos nos place la deriva.

[...]

He aprendido a trompicones un montón de tonterías y a pescozones a besarte llorando. No estoy de sobredosis.

He subido a lo más alto sólo porque luego la hostia iba a ser mayor. 
He dejado a gente por el camino y me empacha de indiferencia su recuerdo.

Me he mojado cuando hizo falta mojarse y ya ni eso.
He renegado del mundo hasta tal punto que me cuesta volver, aunque sea para unirme a luchar.


Ser o no buena gente, así, tan buenagentemente dicho puede, en fin, ¡qué se yo!, pero puede que sea saber que te quieren y sentir que te lo mereces.

[Texto original Silvi Orión]


Kass

miércoles, 15 de febrero de 2012

Paris

-¿Que por qué me gusta Paris? Cariño, no has estado aqui nunca, ¿me equivoco?

+No, pero dicen que es la ciudad de la luz, del amor...

-¿Del amor dices? ¡Del sexo! Es la ciudad del sexo y de la pasión ocultos tras un velo de romanticismo. Já. Querida, en Paris hay más de mil hombres dispuestos a enseñarte el culo por unos míseros euros. Las historias de amor que cuentan no son más que la hipérbole de un buen polvo.
Para vivir aquí debes aprender a cambiar ese “¡Que te jodan!” que te quema la garganta, por un “Te deseo” susurrado al oído. Paris funciona así, cuanto antes lo comprendas antes serás capaz de disfrutarlo.

+Pero, Madame, yo he venido a enamorarme...

"Vuelve a sonreir, a recordar Paris, a ser mi angustia..."

Bisous-Kass

lunes, 24 de octubre de 2011

El lago de los cisnes (según yo).



Claro, si dices que vas a un ballet es en el primero que piensa la gente. El más famoso. El más aburrido -según muchos-, el más típico -según otros-. Pero no mucha gente tiene la oportunidad de verlo, y mucho menos representado por el ballet nacional de Cuba.

Pues yo -y lo digo alardeando completamente de ello- disfruté ayer de esa maravillosa experiencia.

En una posición no demasiado privilegiada, es decir, todo lo privilegiada que puede proporcionarte un bolsillo que no reproduce el dinero (¿A quien se le ocurre poner esos precios a un ballet, por cierto? ¡Virgen Santa!) esperé pacientemente -o quizás no tanto- a que se vieran las zapatillas de las bailarinas asomando por debajo del telón.

“Ladies and gentlemen, we remind you that is not allowed record or... blablabla” Vamos, queremos que empiece ya.

Nerviosa y expectante (más nerviosa que otra cosa) vi cómo se iban apagando las luces y cómo el ruido de fondo iba mermando.
Y así, mientras sentía las piernas dobladas en exceso y a los pies pidiendome a gritos que me quitase los tacones, comenzó a sonar la música de Tchaikovsky.

Después de unos breves minutos de música que tanto yo como muchos otros disfrutamos con un nudo en el estómago, el telón subió y allí, como por arte de magia, aparecieron una veintena de bailarines representando una fiesta en la corte.

-¿Pero y los cisnes? Chica, yo pensaba que...

-Shhhhhhhhhhhh

¡Y menos mal que la mandan callar! Odio a esas señoras que van al ballet sólo porque sus maridos les compran las entradas para tenerlas un rato entretenidas.

En fin, volvamos al escenario.

Mientras el príncipe Sigfrido busca esposa entre todas esas bailarinas girando a la velocidad impuesta por la música, un arlequín pulula por la escena y capta mi atención.

Mallas rojas e incluso -si es eso posible- más apretadas aún que las del resto de los bailarines. Pues ale, ya tiene toda mi atención durante este primer acto.

Saltos casi imposibles, giros demasiado rápidos como para ser apreciados en todo su explendor y alguna que otra acrobacia... está claro que este arlequín se ha convertido en mi bailarín anónimo favorito de toda la compañía.

Y poquito a poco, entre variaciones y algún que otro porté, el telón va bajando, la música se va confundiendo con los aplausos y las luces vuelven a brillar dentro del teatro.

Primer descanso. -¿Descanso? ¿pero es que alguien está cansado de verlos bailar?- ...

Las señoras de atrás vuelven a comentar que faltan los cisnes y nosequé de un acomodador un poco borde. -Pobre acomodador-

Las chicas que están a mi lado empiezan a hacerse fotos con el movil hasta que la pesada de turno dice que necesita ir al baño obligando a toda la fila a levantarse. -¡Qué poco aguante tienes, muchacha!-

Cinco minutos más escuchando conversaciones triviales, hablando un poco con mi hermana y buscando en los palcos a alguien conocido para odiarle durante toda la eternidad y por fin se vuelven a apagar las luces.

Suena, ahora sí, la pieza clave de este ballet. Sí, esa musiquita que todos conoceis -aunque no sepais nada de ballet- pero como antes, el telón sigue abajo, impenetrable y muy rojo -o eso me parece a mí-

Nada mejor para abrir el apetito de ver más. Yo, más que apetito, tengo un hambre voraz de ver el segundo acto y, a juzgar por cómo juega mi hermana con sus dedos, ella tambien.

Sube por fin el telón y allí aparece el lago (un gran cambio de escenario, sin duda). Sale Odette -el cisne blanco-. Las señoras ya pueden estar tranquilas.

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Despues de un solo y un 'pas de deux' con Sigfrido, empiezan a llenar el escenario montones de cisnes, todos con sus plumas blancas, todos al mismo paso, todos iguales.

Realmente las bailarinas parecen cisnes. ¡Qué bien bailan!

Por todo el escenario, aquí y allá. Haciendo círculos en torno a su reina. Ay, qué bonito.

Sin que me de cuenta casi llega el momento del 'pas de quatre', mi parte favorita de todo el ballet.



Cuatro cisnes salen a escena cogidos de la mano y bailan una pieza de música preciosa. Desde luego, después de verlo tantas y tantas veces en youtube, verlo en directo me puso los pelos de punta y hasta me emocionó un poco.

Me duró la emoción hasta que el telón volvió a bajarse y el segundo descanso llegó como quien no quiere la cosa.



Esta vez ni siquiera estuve atenta a las conversaciones de las señoras. Me pasé absolutamente todo el descanso comentando cosas con mi hermana y tantas cosas teníamos que contar que el aviso de que el descanso iba a terminar nos pilló un poco por sorpresa.

Tercer acto. Vamos allá. En este momento empecé a notar que el riego sanguíneo de mis piernas no era el adecuado pero ¿qué importaba?


Este es el acto que más me gusta en general, quitando el 'pas de quatre' diría que en él se concentran todas mis partes favoritas.

Despues de unas variaciones de escuela bolera y de carácter, sale Odile -el cisne negro-.

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Es alucinante, increible. Toda la inocencia del cisne blanco se transforma ahora en maldad y sensualidad en el cisne negro.


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El príncipe y ella bailan durante un buen rato perfectamente coordinados.
El cisne le seduce y él se deja hacer.

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Como por arte de magia llega la hora de los solos y yo espero impaciente el sólo de ella, de Odile. Todo sensualidad, sin duda.

Sus fouettes interminables son algo que cautiva al público -me incluyo profundamente en esta afirmación- y el teatro entero rompe en aplausos aún cuando ella no ha terminado de girar como si no requiriese ningún esfuerzo.


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Dos veces más arrancó los aplausos prematuros del público antes de terminar el acto.

Esta vez no hubo descanso, se quedó todo a oscuras tan solo por un minuto y, cuando se encendieron las luces, el decorado del lago volvía a lucir en el escenario.

El cuarto es el acto más corto, Sigfrido baila con el cisne blanco, le jura amor eterno y rompe el hechizo que la mantenía -a ella y a resto- presas en un cuerpo de cisne.


Fin.

A mi, este final, no me gusta. Debéis de saber que existe otro final alternativo en el que el cisne y el príncipe se suicidan. ESE sí es mi favorito.

En cualquier caso este final tambien me emociona y, mientras saludan, rompo en aplausos hasta que me duelen las manos.

¡Bravo, bravo! Grita un señor detrás de mi.

10 minutos de aplausos a unos bailarines extraordinarios. Nadie para de aplaudir y ellos siguen saludando obedientemente.

Cuál fue mi sorpresa al ver que dos de los bailarines salen del escenario y vuelven a entrar llevando casi en volandas a una mujer que apenas puede caminar.

¿Quien es? ¿Quien es? Preguntan las señoras de detrás.

Es Alicia Alonso. Un mito del ballet. La actual directora del ballet de Cuba. Una mujer de 90 años que, recién salida del hospital y sin poder caminar, se empeña en salir a escena a agradecer los aplausos a su compañía.

El teatro se pone en pie para ovacionar a esta gran mujer.

En este momento mi hermana rompe a llorar y por poco lo hago yo también.

Con todo, y resumiendo, he de decir que ha sigo una de las mejores experiencias de toda mi vida

-o, incluso la mejor-


Sintiéndome un poco bailarina...Kass.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

From C. with love.


Que estoy aquí, empachada de buenos sentimientos, abrumada y sentimental. Que, pese a todo, me sobra una dosis de sensatez para saber lo que escribo.

Que he venido desde el otro lado de la vía del tren, saltando de madera en madera.

He contado todos y cada uno de los coches que pasaron antes de dormirme en el bus, y las miles de nubes que cruzaron el cielo en menos de 59 minutos, los mismos que tu tardaste en darme un beso.


Que he ido a la playa y he caminado toda su longitud dejando que algo más de un centenar de olas rotas me acariciasen los pies.


Y dejé que éstos te contasen las historias de los sitios que he pisado, mientras tus manos acariciaban lo poco que quedaba de mi memoria.


Dejé que mis pensamientos te hiciesen cosquillas, y até mis manos a tus deseos.
Aproveché la voz áspera de esta resaca abstemia para decir “Por favor, una mesa para dos”, y derramé las últimas lágrimas a salud de una buena conversación.


 Improvisé un millón de sonrisas sin ánimo de lucro, pero lacradas con el ferviente olor de un fértil futuro. Porque you're my wonderwall, y eso lo sabe todo el mundo.


Me aferré con todas mis fuerzas a un vaso de café hirviendo para llevar, y lo único que se me quemó fueron las ideas.

Vacié varios vasos de cerveza mientras mis mejillas se tornaban de color burdeos y me concentraba en no dejar de fingir que no te veía mirarme.

Grabé en mi memoria la forma de tu sonrisa, y en mi garganta el sabor de los besos a las tantas de la madrugada. 


                                                         
Intenté controlar mi piel de gallina y enredarme en las sábanas para no escapar de allí.
Aprendí que es mejor ver las cosas a traves de unas gafas de sol y que por mucho calor que haga, el agua del cantábrico nunca estará caliente.


Me tumbé en la arena a ver pasar las nubes y escuché tantas veces a Cabrel que yo tambien acabé queriendo con locura a esa chica que construía puentes al cielo.

Recordé cómo era sentirse a gusto las veinticuatro horas del día y lo poco que echo de menos todo si tengo una sola cosa a mi lado.


From Coruña, with love. 

Kass.

lunes, 8 de agosto de 2011

Co-razones

Sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras, y me sé todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.

Por eso, todo eso que me cuentas de que mira cómo bebe las cervezas y qué fácil parece a veces enamorarse; todo eso de que puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción... todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me se desde el día en que me dió dos besos y me dijo su nombre.

Quiero decir, que a mi de versos no me tienes que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos. Que yo tambien le veo, que cuando cruza por debajo del cielo sólo el tonto mira al cielo. Que sé cómo agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.
Que conozco su voz en formato susurro, en formato gemido y en formato secreto.

Que yo si que no tengo cojones a decirle que no a nada, porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna (¡Y mira que hay tontos enamorados en este mundo!)


Que razones tenemos todos, pero yo, muchas más que vosotros.
Salem.{modified}

Kass

domingo, 17 de julio de 2011

Cosas de domingos


-Que ya no es hora de quejarse, sino de aprender.-


Te empujarán siempre, en silencio pero con fuerza y que te quitarán la colchoneta de debajo, no vaya a ser que no aprendas.

“Es ley de vida” dicen... Y ale, apáñatelas. Aprende a vivir en la cuerda floja, que ellos estarán esperando que la gravedad actúe.

Que sí, que lo se y que lo acepto. Que todo esto va de caerse y levantarse. Que ya se que de ilusiones no se vive pero he aprendido que las desilusiones desalientan; y el último aliento ha de dejarse para quien hace el esfuerzo final.

Que supongo que acabará mereciendo la pena, pero mirar siempre hacia delante cansa la vista. Y que alguien sin quererlo me enseñó que hace falta valor para ponerle un punto y a parte al pasado, pero mucho más para no intentar hacer planes de futuro.

Aprender, sí, aprendamos, pero que aprendan tambien ellos que nos han enseñado a dormir con los ojos cerrados y a soñar con ellos abiertos y que, como dicen, lo que se aprende de pequeño dificilmente se olvida.

Tambien, a fuerza de mareos, he aprendido que la vida da muchas vueltas y casi siempre en círculos. El final nos desespera, incluso sabiendo que es siempre el mismo.

Me he dado cuenta de que nos rodeamos de gente a modo de airbag pero que a muy pocos les dejamos manejar el volante con nosotros. Y he llegado a la conclusión de que no sabemos guardar un secreto.

Aprendí que hay que creerse aquello que se diga en susurros -aún a riesgo de perder el equilibrio y caer al vacío- y que el eco no siempre dice la verdad.

Llegará un día en el que aprenderé que las caídas no son siempre malas y que mientras te desplomas no hay nada más bonito que recorrer a toda prisa los callejones sin salida de tus pensamientos y fruncir el ceño al pensar que tienes que encontrar la respuesta.

He aprendido que aún me queda tiempo y -por supuesto Freddie- he aprendido que el show debe continuar.


Kass