-
La ilusión no se come -dijo ella -No, no se come, pero alimenta -replicó el coronel

martes, 8 de mayo de 2012

Gris manicomio, casi humo.

"Kilómetros a la espalda"


Antes de poner en duda una sola de mis palabras dime cuándo te he mentido, porque puedo equivocarme, pero no te engañaría. Puedo girar bastante más deprisa de lo que luego tardo en equilibrarme. Puedo maltratarlo todo aunque lo quiera...


¡Ay cuando no tengo nada y puedo con todo!, pero ¡ay cuando no puedo con nada y, además, no lo quiero!

Puedo escribir páginas y páginas de mentiras en primera persona que nada tengan que ver con mi ánima, ni con el ánimo de mi karma ni con nada de nada. 
Cada kilómetro a la espalda  le resquebraja a cada uno de una manera distinta el espejo... Yo sólo voy dejando aquí y allá pruebas inexactas de pensiero y hay veces que ni eso. Te juro, mi vida, que hay veces que ni eso.

Golpear y resbalar indistintamente piel a pared. Moratones vitalicios sin memoria, cada herida es un misterio en la resaca... y qué quieres que te diga, tampoco procuro entenderlo. Sentimientos.

[...]

Porque el -se mira pero no se toca-  equivale al -se siente pero no se entiende-  en cuanto a tentación.
Y a los sentimientos se la traemos bastante floja, te lo digo por experiencia.

Desarraigarse. Mandarlo todo, maldita sea, por una vez al infierno.
Ser uno mismo aún a riesgo de caer en picado y para siempre en el intento, porque la vida sin peligro es como el mundo sin John Lennon. Gris manicomio, casi humo.

Y aquí me tienes, haciendo un cameo en tu vida. Soy sólo eso, una reacción. Estoy aquí de rebote. De mayor quiero ser instinto.

Aquí me tienes, con mi idilio de garrafón convertido en gas lacrimógeno. Estos son mis credenciales. Te tomo prestada la mitad de tu pasado para derrochar innecesariamente cariño, porque es como yo, inútil pero bella.


Idílicamente tú. Idílicamente yo. Dime si el delirio es no otra inmortalidad más a la que aferrarse.

En el fondo mentimos como cosacos diciendo que en vez de evitar hundirnos nos place la deriva.

[...]

He aprendido a trompicones un montón de tonterías y a pescozones a besarte llorando. No estoy de sobredosis.

He subido a lo más alto sólo porque luego la hostia iba a ser mayor. 
He dejado a gente por el camino y me empacha de indiferencia su recuerdo.

Me he mojado cuando hizo falta mojarse y ya ni eso.
He renegado del mundo hasta tal punto que me cuesta volver, aunque sea para unirme a luchar.


Ser o no buena gente, así, tan buenagentemente dicho puede, en fin, ¡qué se yo!, pero puede que sea saber que te quieren y sentir que te lo mereces.

[Texto original Silvi Orión]


Kass

No hay comentarios:

Publicar un comentario